martes, septiembre 29, 2009

Historia de una vida

Nací como todos los niños....de cabeza y dando por saco. Pronto llevaron mi boca a la teta de mi madre para que callara pero mis tragaderas eran sobrehumanas e irritaba sus sensibles pezones por lo que la historia de amor con mi primera botella empezó temprano. El biberón me acompañaba siempre y no dejaba de chupar aunque estuviera vacío, dormía abrazado a él como si fuera mi osito de peluche favorito.

Crecí rápido, o eso al menos decía mi madre, y en seguida le cogí el gusto a todo tipo de bebidas azucaradas. En la comunión de mi primo me bebí media Coca Cola y acabé bailando con mis abuelas y tías mientras los demás reían las payasadas que hacía fruto de ir hasta el culo de cafeína...mira que salao¡¡, decían.

No tardé mucho en probar mi primera cerveza, y me gustó. La verdad es que fue algo más que el polvo de una noche, autentico amor al primer gustazo lo llamaría yo. Me aficioné a combinar la cerveza con tabaco y a partir de los 20 años mi aliento nunca volvió ser fresco o agradable, lo cual afectó bastante a mi vida social fuera del bar.

Y así fue mi vida hasta que por motivos de salud (me estaba cargando la mia y la suya) tuve que divorciarme. Fue un duro golpe, pero lo superé gracias a la última botella que me acompañaría hasta el final de mis días bajo la luz del fluorescente que parpadeaba sobre mi cama de hospital....la primera cama blanda en la que me tumbaba desde hacía más de 15 años.






Gracias por la foto Elenita.....como vés me ha inspirado

5 comentarios:

VolVoreta dijo...

Genial! hasta la última línea con el corazón en "duda".

Te dejo un beso Dani.

Jose Antonio dijo...

Te digo lo mismo que Volvoreta.

Un abrazo.

Merce dijo...

Si cuando vuelves lo haces con fuerza eh?

Otro bico :)

Sarinha dijo...

Me encanta el método fotooriginal, historia de inspiración. Qué vida más dura!! Un besito.

Anónimo dijo...

oú que yuyu da eso regalí! ojalá y estemos muchos años dándole a la rubia con espumita y no pasemos a la "bebida colgada"
adió